Los Diez Mandamientos, son el conjunto de principios morales, éticos y religiosos que le fueron revelados al profeta judío Moisés por Dios mismo, durante su ascenso al monte Sinaí (Horeb según la Torá), según el Antiguo Testamento bíblico (en los libros Éxodo y Deuteronomio). Dado que se trata de diez leyes religiosas fundamentales, a menudo se las llama también como el Decálogo (del griego deca, “diez”, y logos, “palabra”).
Según el mito hebreo, el profeta Moisés fue elegido por Dios para guiar al pueblo judío a través de los desiertos, escapando de la esclavitud en Egipto y atravesando el mar Rojo, para finalmente llegar al monte Sinaí, que hizo las veces de santuario entre la divinidad y su pueblo elegido.
Allí, Moisés ascendió al encuentro con Dios, mientras su pueblo permanecía en las laderas del monte, para así sellar el pacto. Entonces Dios dictó a Moisés las leyes que regirían al pueblo y que deberían ser obedecidas por los israelitas si deseaban contar con su favor. Estos eran los Diez Mandamientos, y según el relato estaban grabados en dos lajas de piedra.
Los Diez Mandamientos son un concepto muy importante para las religiones judía y cristiana, ya que ambas comparten el Antiguo Testamento. Sin embargo, no todas las interpretaciones de los diecisiete versos que describen este episodio son iguales: existen significativas variaciones sobre cuáles son exactamente los diez mandatos divinos, e incluso se especula que el número diez haya sido apenas una estrategia para facilitar su memorización.
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